viernes, 8 de abril de 2016

Pensamiento 46. El ejemplo del Banco de Santander
Como sabes, el Banco de Santander acaba de anunciar el despido de 1.200 empleados, el 5 %de su plantilla en España.
A propósito de esta noticia, te propongo un ejercicio práctico. Para hacerlo no es necesario que seas cliente del Santander: sin duda lo eres de algún Banco, y la mayoría se parecen entre ellos. De hecho Funcas prevé 15.000 despidos bancarios en los próximos años.
Cuando entres en una sucursal bancaria, observa lo que ves, oyes y sientes y compáralo con lo que te he ido diciendo en cada uno de los Mandamientos: los tienes recogidos dos Pensamientos más arriba, en el nº 44.
¿Encuentras que los empleados de tu sucursal trabajan como equipos dinámicos volcados expresa y conscientemente a la creación de riqueza? ¿Y que todos ellos vibran interiormente -y lo transmiten- por un proyecto focalizado al valor con el que se sienten plenamente identificados? ¿Y que el Banco es para ellos el lugar en el que hacen realidad sus mejores aspiraciones, en el que desarrollan sus más específicas cualidades y energías, y en el que reciben un reconocimiento? ¿Y que…? sigue con los Mandamientos, por favor. No es muy científico pero apunta pistas.
Yo te haré una aportación referida al octavo. Tampoco es científica, pero apuesto el mejor prado de mi caserío a que es cierta.
A partir de los datos oficiales del Banco sobre su plantilla y retribución, y de la observación cuidadosa de lo que sucede en diferentes oficinas de distintas ciudades, concluyo, siendo conservador en los cálculos, que cada año el Banco de Santander gasta en pagar a sus empleados, sólo en España, entre 200 y 250 millones de euros por encima de lo que vale el trabajo de dichos empleados. Y me temo que esta conclusión no es una singularidad del B.S.: semejante despilfarro se produce también, proporcionalmente a su tamaño, en la mayoría de nuestras empresas, sobre todo las grandes. La metodología con la que hago el cálculo la expongo con suficiente detalle en el libro La creación de riqueza en la empresa española.
Con la medida excepcional de despedir a 1.200 empleados el Banco se va a ahorrar unos cincuenta millones de euros tirando por lo alto y olvidándonos de los costes de los despidos. Es decir, a lo sumo la quinta parte del despilfarro que se considera normal con los actuales modelos de gestión.
Es cierto que esa medida se apoya en la gran transformación tecnológica que se está produciendo, pero no lo es menos que ésta se veía venir desde hace tiempo, que los problemas que hoy explotan se han ido gestando a lo largo de años, y que gestionar incluye prever. Prever y preparar los equipos humanos del Banco para las nuevas realidades, con preferencia al ineficiente e insultante “usar y tirar” que se nos presenta como normal.

¿Tiene sentido recurrir a medidas drásticas y en sí mismas muy costosas, sobre todo humanamente, para ahorrar la quinta parte del despilfarro que, desde los habituales criterios de gestión, se considera normal? ¿No sería más inteligente cuestionar esos criterios, optar por cumplir los Mandamientos, y hacer una gestión eficiente tanto de los salarios como del capital humano? ¿Dónde están, qué hacen y para qué sirven los flamantes departamentos de RRHH de nuestras empresas? 

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